domingo, abril 01, 2012

Deslumbres en la calle

Generalmente cuando estoy camino a alguna parte, ya sea caminando o en micro, o incluso metro - que poco uso- me distraigo mirando alrededor, los detalles, las personas. Curiosamente si anda cerca alguien conocido probablemente no lo vea, estoy con la atención perdida en la luna.

No me agrada mucho cuando se suben a tocar en las micros, porque casi siempre es música que no me gusta, casi siempre se ubican al lado mío, y yo no puedo subirle mas el volumen a mi MP3 para poder seguir en mi música, obvio, porque esa sí me gusta.

Una vez se subieron dos chicos de mi edad con guitarras, y pensé que quizá tocarían algo que me daría lata escuchar, pero entonces comenzar a cantar canciones de The Beatles, haciendo un dúo perfecto para mezclar sus voces y sonar como McCartney y Lennon. ¡Eran maravillosos! Y me quedé pegada escuchándolos, cantando "Love me do" con ellos, y, por supuesto, dándoles moneditas por hacerme pasar el mas agradable viaje en micro que había tenido.

He tenido otro mejores, pero nada tienen que ver con músicos que suben a tocar. Ok, no hablaré de eso u.u

Punto aparte. Amo a The Beatles, pero creo que está sobrevalorados y elevados a nivel de dioses y que muchas personas solo dicen amarlos por moda. Me carga. Queen sigue siendo musicalmente mucho mas grande que The Beatles de todas formas. Y sí, pueden lincharme por eso =)

Volviendo al asunto de la calle. Me gusta mirar a las personas que se sientan pacientemente con sus objetos hechos por ellos mismos, a venderlos. Siempre me llama la atención esas figuras de alambre, o cualquier cosa colorida hecha a mano. Los dioses saben cómo duele hacer cosas a mano, literalmente.

Y semaforear, ese nuevo verbo salido de pararse en una esquina mientras los autos están detenidos y ofrecer un show de habilidades para luego pedir moneditas. Qué prostituyente (estoy segura que esa palabra no existe) suena eso de irse a una esquina, quizá de algo así viene. Pero mostrar habilidades físicas, relativamente peligrosas, sobre el cemento es aun mas peligroso.

Hoy iba caminando desde el depa a donde una de mis amigas. Apróximadamente una hora el viaje. Y sabía que vería cosas por el camino, Plaza Italia y Pío Nono suele tener cosas llamativas los domingos. Pero hoy quedé impresionada cuando al cruzar por Av SantaMaría vi a una pareja haciendo ballet. Me quedé pegada como idiota mirándolos. Debió doler hacer giros en punta sobre el cemento, de hecho luego vi a la chica cambiarse los parches de los dedos. Oh, bendito dolor haciendo cosas que adoras.

Amo el ballet, es como el pequeño rincón de fantasías infantiles. Porque hay otras cosas que partieron como fantasías infantiles en mi vida, pero derivaron en cosas muy poco relacionadas con la infancia. Pero el ballet es como algo por lo que chillo y pongo naturalmente mi mejor puppy face. Desde el primer instante que tuve las entradas del Cascanueces en mis manos, desde que entré al Teatro Municipal a verlo el día del estreno -el día de mi cumpleaños- fue como entrar a un cuento de hadas. Ver sus manejos de luces, su escenografía cambiante en pleno show, sus movimientos, su música. Creo que si no fuera porque ir allí es caro, me lo pasaría metida en el Municipal.

Quizá la ópera no me deslumbra tanto, debe ser por el desplante escénico queel ballet tiene, y la ópera no es tan asi. Aunque no me quejo de verla, también la adoro.

El asunto es que nunca vi antes a bailarines de ballet en la calle, lo encontré genial, porque era traer hacia la calle, acercar algo que suele ser tan de elite, hacia todos. Verlos en sus trajes y sus puntas hizo sentir esa cálida sensación de cercanía a la fantasía. Y ellos tomándose fotos con la gente también. Allí fue cuando noté cuanto la gente desea ver mas de eso, y lo maravillo que sería que las entradas costaran menos, porque aun cuando la presentan en la plaza a veces en navidad, la magia de estar dentro de lo hermoso que es el Teatro Municipal, es otra experiencia.

Y hoy, una vez más, amé salír a caminar escuchando música. Aunque ahora me duelen las piernas, lo que da igual después de haber visto el ballet en el semáforo.

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