Escribí acelerada, las manos, la respiración, el corazón.
Y estaba feliz
De esa felicidad repentina que se esfuma con la misma facilidad que llega.
Y lo guardé, pensando que no debía enviar arrebatos de felicidad en momentos aun inciertos.
Días después lo leo, y lo leo, y lo leo.
Y cada palabra se llena más de significado y de pura realidad.
Pero parece que la felicidad repentina ya no quiere aparecerse,
prefiere ser reemplazada por la eterna incertidumbre y el miedo.
Al parecer no hay sentimiento hermoso en mi, sin que el miedo lo opaque todo.
lunes, mayo 13, 2013
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